Ya de camino a Sevilla se respiraba en el ambiente que el domingo no íbamos a correr con 14/15 grados, como en la edición del 2009, por suerte amaneció un día sin lluvia y, lo más importante, sin viento.Siguiendo los sabios consejos del nuestro amigo Gustavo, nos fuimos hacia el Estadio de La Cartuja sobre las 8:00 horas, cada uno de nosotros con ropa de abrigo y con nuestra bolsa para dejarla en el guarda ropa. Había que pensar en el frio una vez terminada la carrera.
Unos 4 grados nos esperaban en la línea de salida, la experiencia adquirida en las últimas medias maratones que habíamos corrido en Torre Pacheco, Aspe y sobre todo Lorca (mucho frio en todas ellas), me hacen decidirme a tomar la salida con una camiseta de algodón de manga corta y unos guantes finos (ambas prendas se quedaron por el camino).
En la salida del Estadio Olímpico me di cuenta de que había salido un poco retrasado, el primer kilómetro lo hago en 5:50, aunque “solo” era mi cuarto maratón sabía que quedaba mucha carrera por delante, mi intención es no ir muy pendiente del cronómetro hasta la media maratón.
En el km. 2 veo a Salvador, compañero de la Ermita de Burgos, me comenta que va algo “tocado” porque el jueves sintió unas molestias, le deseo suerte y continuo mi camino, que no es otro que intentar llegar a la meta con un tiempo muy próximo a 3 horas 5 minutos y en el km. 3 veo al “campeonísimo” Zatopek, Ginés Meroño, le comento lo del retraso de la salida y que voy a seguir con la “aventura”, nunca se sabe lo que va a ocurrir, pero este año Ginés tenía ganas de hacerlo bien, hemos “paseado” mucho por la orilla del río y siempre ha ido concentrado y muy fino. Sus tiempos en las medias maratones hablan por si solas.
En el km. 7 voy detrás de dos corredores, vestidos con camiseta amarilla, que llevan un buen ritmo, no sé de donde son, ni de qué club porque en la espalda de la camiseta solo llevan publicidad sin nombrar ninguna población, voy cómodo y les pregunto sus intenciones de crono, me comentan que quieren hacer 3:05/3:06, perfecto, pienso para mis adentros, con toda la precaución que conlleva el ir acompañado en un maratón, me decido a irme con ellos y darles un voto de confianza hasta la media maratón.
En el km. 11 veo la espalda de otro “campeonísimo” Zatopek, Pedro Lorente “Tito”, voy muy bien de ritmo, fresco y animado por ver en carrera a un amigo. Un poco más adelante nos juntamos los cuatro, los dos “socios” de amarillo, Tito y un servidor. Le comento a “Tito” los planes que llevan nuestros dos “socios” y también mis pensamientos de cara, por lo menos hasta la media maratón, en algún kilómetro Tito me comenta que los dos “socios” van algo rápido, efectivamente, marcan a 4:15 algún kilómetro, pero como no queda mucho para los 21097 metros, seguimos los cuatro juntos.
El paso de la media maratón lo hacemos en 1:32:36, perfecto para “nuestros” planes, sigo muy bien, con buenas sensaciones, con precaución de no acelerar el ritmo porque todavía queda mucha carrera, en el km. 22/23 le comento a Tito los ritmos que debemos marcar para el resto de carrera si queremos hacer el maratón en 3:05/3:06, solo nos queda marcar los kilómetros a 4:20/4:22 hasta la meta, o reventar donde sea, le animo a seguir juntos, habíamos hablado muchas veces sobre el maratón y más aún el sábado por la noche sobre los tiempos, también hemos entrenado mucho juntos y sé de su potencial, sé que da para eso y hasta para un poco más, pero no puede ser, veo que poco a poco se queda (en la meta me entero de los motivos: dolores en el pubis y pierna).
A partir de aquí ya me pongo a “trabajar” el cronómetro, los “socios” de amarillo los llevo unos metros por delante, pero no importa, mi reloj funciona a las mil maravillas, los kilómetros los marco a 4:20, en el km. 25 pasamos por el campo de futbol del Sevilla F.C., y en el km. 29 por el del R. Betis (de las iglesias por las que pasamos no me acuerdo, je,je), las piernas siguen bien, ya algo cansadas, pero bien.
A estas alturas de carrera me encuentro con una sorpresa desagradable, veo andando a otro “campeón” Zatopek, Javier Muñoz, en unos segundos me comenta que no ha podido ser, me anima y continuo mi marcha. Desde ese momento hasta la majestuosa entrada al Estadio Olímpico es un trote constante, ya deje atrás a los socios de amarillo, sigo con los parciales más o menos en orden, en el km. 35/36 las piernas van cansadas, el isquio. y el gemelo derecho me duelen, la pierna izquierda va mejor, mi temor se centra en algún tipo de pinchazo o tirón, pero la mente me funciona a las mil maravillas: “hemos venido a sufrir”, “tarde o temprano los dolores aparecerían”, lo más importe es que no decaigo, la bajada por el túnel de entrada al Estadio es emocionante, cuando “enfilo” la recta final y veo el tiempo que llevo, sin ningún tipo de vergüenza se me saltan algunas lagrimas, consigo pararlo en 3:04:18.
Son las/os voluntarias/os los que me quitan el chip de la zapatilla, estoy sentado, las piernas las tengo a punto de que me “revienten”, pero el corazón está muy bien. Durante los últimos kilómetros me acordaba de los duros entrenamientos de los domingos, las tiradas largas camino de Murcia, siempre muy bien acompañado, también me acordaba de los “duros entrenos” del sábado que eran en bicicleta, muchos de esos sábados, además de los ciclistas Jesús, Diego, Juanjo y Antonio, he coincidido con nuestro Vicente y siempre me decía: “Estas salidas en bicicleta te van a venir muy bien para el maratón”.No quiero terminar este comentario, sin antes darle las gracias a mi familia, Ana, Alejandro (el de las concentraciones) y Clara, el que se ha preparado un maratón sabe de lo que estoy hablando, son muchos los días y las horas que se necesitan para llegar medianamente bien.
De todo corazón, muchas gracias a todas/os.
Juan Marín Sánchez.
