18/4/10

CARRERA DE LAS EMPRESAS: MURCIA, 18-ABRIL

Han tenido que pasar nueve ediciones para realizar mi primera participación en esta Carrera de las Empresas, organizada por la ENAE de la Universidad de Murcia. Y para ser la primera vez lo he hecho de manera fraudulenta: formando parte del equipo de la empresa de mi mujer, no la mía. Mea culpa.
Circunstancias adversas (enfermedad del 3er. componente) han propiciado que sólo hayamos podido aparecer en la clasificación individual (488º y 489º/571) y no en la de por equipos. De contar con este compañero y, tal como teníamos previsto, entrar en meta los tres juntos nos hubiesemos situado en el puesto 142º/148.
A "ojo de buen cubero", sin contar con ninguna base objetiva, más de la mitad de los participantes en esta carrera también se han inscrito falseando la realidad. Y de esto es consciente la organización. Pero lo importante, en definitiva, es que la asistencia vaya en aumento -como así está ocurriendo- y que NADIE SE VEA AGRAVIADO. Por eso se establece la obligatoriedad de aportar documentación fehaciente que acredite la pertenencia de todos los componentes del grupo a la misma empresa sólo a los premiados. Pero "a posteriori". Y ahí está el error. En esta carrera, tal como está diseñada, deberían establecerse dos tipos de inscripciones: una genérica -sin más consideraciones ni requisitos- y otra específica para aquellas empresas que quieran optar a uno de los premios disputados. Y éstas sí deben aportar la documentación antes citada "a priori", antes de la prueba. Esta idea no es mía. Pero la hago mía y así la expongo.
ORGANIZACIÓN
Todo bien antes (a petición, medida de la presión arterial) y durante la carrera. El desastre ha venido al final. Más de media hora esperando en fila para recoger, a falta de la tradicional camiseta, una bolsa de degustación ¡vacía!. Este incumplimiento por parte de la organización junto al "normal" -casi todos carecemos de ese punto de civismo y solidaridad- asalto a los puestos de avituallamiento ha provocado que más de 1/3 de los corredores (los entrados en meta al final y respetuosos con el orden de llegada) nos hayamos tenido que conformar con agua y poco más, una pequeña parte de todos los productos ofertados por los numerosos patrocinadores. La marabunta insaciable e incívica se hubiese contrarrestado de hacer las cosas de otro modo: entregando a cada corrredor, tras pasar en meta por el control de código de barras, su correspondiente bolsa previamente preparada.
Que del camión de "Estrella Levante" ya nos arreglamos nosotros a discreción.

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